Construye tu autoestima
Hoy vas a seguir aprendiendo a amarte a través del respeto, de la gratitud y de reconocer y apreciar el milagro que supone tener un cuerpo, una mente y un alma.
¿Cómo te has sentido esta mañana cuando te has despertado? ¿Has sonreído cuando te has mirado al espejo y has dicho: Te amo cariño, te amo de todo corazón? ¿Te lo estás empezando a creer? Al cabo de tan sólo unos pocos días de estar haciendo el trabajo del espejo, puede que observes que tu vida está empezando a cambiar. Puede que hoy sonrías un poco más. Puede que te sientas mucho mejor cuando te mires al espejo y veas tu bello rostro. Puede que te sientas mejor contigo mismo. ¿Estás empezando a amarte y a aceptar a la persona que ves en el espejo? El amor es la cura milagrosa. Amarnos a nosotros mismos obra milagros en nuestra vida. Por experiencia sé que sea cual sea el problema, la mejor forma de resolverlo es empezar por amarte a ti mismo. Amarte a ti mismo conlleva un gran respeto respecto a todo lo que a ti te concierne, interna y externamente. Es sentir una profunda gratitud por el milagro de tu cuerpo, de tu mente y de tu alma. Amarte a ti mismo es sentir un aprecio de tal magnitud que llene tu corazón hasta sentir como si te fuera a explotar, es estar radiante por la dicha de ser TÚ. Es imposible que llegues a amarte realmente si no te apruebas y te aceptas. ¿Te regañas y te criticas sin parar? ¿Crees que no eres una persona adorable? ¿Eres caótico y desordenado? ¿Atraes a amantes o a personas que te menosprecian? ¿Maltratas tu cuerpo con comidas poco saludables y con pensamientos estresantes? Si de alguna manera te niegas las cosas buenas, eso es un acto que demuestra que no te amas. Recuerdo una mujer con la que trabajé que llevaba lentillas. Cuando hizo su trabajo del espejo, empezó a liberarse de un antiguo temor de su infancia. En cuestión de días, empezó a quejarse de que le molestaban las lentillas, hasta el extremo de que no podía seguir llevándolas. Cuando se las quitó, miró a su alrededor y se dio cuenta de que veía casi perfectamente. Aun así, se pasó todo el día diciendo: «No me lo puedo creer. No me lo puedo creer». Esa fue su afirmación. Al día siguiente, volvía a llevar lentillas. No se permitía creer que su visión era normal y su creencia se confirmó. El universo le concedió lo que pidió. Ésa es la fuerza de nuestro pensamiento. ¡Piensa en lo perfecto que eras cuando eras un bebé! Los bebés no tienen que hacer nada para ser perfectos; ya lo son y actúan como si lo supieran. Saben que son el centro del Universo. No tienen miedo de pedir lo que quieren. Expresan libremente sus emociones. Cuando un bebé está enfadado, lo sabes; de hecho, se entera todo el vecindario. También sabes cuándo es feliz porque su sonrisa ilumina la habitación. Están llenos de amor. Los bebés se morirían si no recibieran amor. Cuando nos hacemos mayores, aprendemos a vivir sin amor —o al menos lo intentamos—, pero los bebés no pueden soportarlo. Los bebés adoran todas las partes de su cuerpo. Hubo un tiempo en que fuiste así. Todos hemos sido así. Hasta que un día empezamos a escuchar a los adultos que teníamos a nuestro alrededor, que ya habían aprendido a tener miedo y a negar su propia grandeza. Hoy deja de lado todas las críticas y los monólogos negativos. Deshazte de tu antigua actitud mental, esa que te regaña y que se resiste al cambio. Libérate de las opiniones que tienen otras personas sobre ti. Afirma: "Soy lo bastante bueno. Me merezco que me amen."
Ejercicio del trabajo del espejo para el día 5
1. Colócate de pie delante del espejo de tu cuarto de baño.
2. Mírate a los ojos.
3. Repite esta afirmación: Me amo y me apruebo.
4. Repítela una y otra vez: Me amo y me apruebo.
5. Repítela al menos 100 veces al día. Sí, lo que has leído: 100 veces. Deja que Me amo y me apruebo se convierta en tu mantra.
6. Cada vez que pases por delante de un espejo o te veas reflejado en él, repite esta afirmación.
Éste es un ejercicio que he recomendado a centenares de personas durante muchos años. Cuando son constantes, los resultados son fantásticos. Recuerda: el trabajo del espejo no funciona en la teoría, sólo en la práctica. Si lo practicas, notarás el cambio. Si te asaltan pensamientos negativos como «¿Cómo voy a aprobarme si estoy gordo?», «Es absurdo pensar que puedo pensar de este modo» o «No soy bueno», no te resistas a ellos, no luches, no los juzgues. Déjalos que se queden donde están. Concéntrate en lo que realmente quieres experimentar, que es amor y aprobación. Puedes ir liberando suavemente los pensamientos intrusivos y concentrarte en la afirmación Me amo y me apruebo. Lo que estamos intentando hacer en el trabajo del espejo es regresar a la esencia de quien realmente somos. Queremos experimentar quiénes somos cuando no nos estamos juzgando.
El poder está dentro de ti
Tu ejercicio del diario para el día 5
1. Escribe algunas de las formas en que no te amas o en que expresas que no te consideras merecedor de algo. ¿Criticas tu cuerpo? ¿Te menosprecias con tus palabras?
2. Escribe algunas opiniones negativas que crees que los demás tienen sobre ti. Transforma cada una de estas opiniones en una afirmación positiva. Por ejemplo, puedes cambiar Mi madre cree que estoy gordo por Estoy bien tal como soy.
3. Haz una lista de todas las razones por las que te amas. Haz otra lista de por qué a las personas les gusta estar contigo.
4. Pon estas listas de cosas positivas donde puedas verlas todos los días.
Tu pensamiento del corazón para el día 5:
Me encanta ser yo
¿Te imaginas lo maravilloso que sería que pudieras vivir sin que nunca te criticara nadie? ¿No te parece que sería fantástico estar totalmente tranquilo y cómodo? Te levantarías por la mañana sabiendo que ibas a tener un día maravilloso, porque todo el mundo te amaría y nadie te criticaría. Te sentirías de maravilla. ¿Sabes una cosa? Eso puedes concedértelo. Puedes hacer que la experiencia de vivir contigo mismo sea la más maravillosa que se pueda llegar a imaginar. Puedes levantarte por la mañana y sentir la dicha de pasar otro día contigo.
Tu meditación para el día 5
Afirmaciones para la autoestima
Ayer te contaba que en el transcurso de este reto tuve muchos días que pensé desistir, pero hoy quiero decirte que seguir avanzando en mi propio proceso ha sido una meta de profunda sanación, de identificación de patrones y de cambio interior. Compartir contigo estos días me recuerda lo valiente que fui al enfrentarme a mis dolores y poderlos abrazar. Sin duda fue una decisión diaria de amor por mí. Así que sigue querida mi, continua que aunque creas que falta mucho, estás haciendo un trabajo fantástico por ti.
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